martes, 10 de noviembre de 2015

Antonimia




Perdón, no te supe amar. Perdón por fallarte, por ser un desconsiderado, por hiriente, por no tratarte con respeto y el amor que te merecías cuando te tuve entre mis brazos, por quizá no estar a tu lado cuando necesitabas de mi hombro para llorar o simplemente para apoyarte, perdón si alguna vez te trate mal, lo juro no fue intencional.

Perdón por no ayudarte en tu vida personal y espiritual, perdón por aún tener la esperanza de tener algo maravilloso contigo, perdón por decirte cosas sin sentido para ti. 

Y....





Gracias porque en cuanto apareciste ante mi pude comprender el significado de las emociones intensas, me recargué con tu fuerza, me llené de ilusiones y me descubrí dentro de este mundo, que hasta entonces había sido hostil. En ese momento entendí cuál era el verdadero motor de mi vida, lo que me impulsaba a seguir adelante.

Gracias por mantener tu esencia, porque con una sonrisa iluminas el día. Gracias por ser un testimonio vivo de que cuando se quiere se logra, por tener esa convicción de dar pasos gigantes para tu vida, porque cuando el miedo trate de ganarte, nunca claudicas, por ser tu misma a cada minuto, gracias por esos abrazos, por esos besos, por ser una persona maravillosa e invaluable, gracias simplemente por existir.


Perdón por poco y gracias por tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario